Las 33 estrategias de la guerra by Robert Greene

Las 33 estrategias de la guerra by Robert Greene

autor:Robert Greene [Greene, Robert]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Psicología, Ciencias sociales, Autoayuda
editor: ePubLibre
publicado: 2006-01-25T05:00:00+00:00


La solución que se les ocurrió a los romanos, a la que después llamarían divide et impera (“divide y vencerás”), se convertiría en la estrategia con la que forjaron su imperio. Esencialmente dividieron la liga, pero no amenazaron por igual a todas sus partes. Crearon en cambio un sistema por el cual algunas de sus ciudades se incorporaron al territorio romano y sus residentes recibieron plenos privilegios como ciudadanos; a otras se les privó de la mayor parte de su territorio, pero se les concedió casi total independencia, y otras más fueron divididas e intensamente colonizadas con ciudadanos romanos. Ninguna ciudad preservó suficiente poder para desafiar a Roma, que mantuvo la posición central. (Como dice el refrán, todos los caminos llevan a Roma.)

La clave de ese sistema fue que si una ciudad independiente era leal a Roma o combatía por ella, obtenía la posibilidad de incorporarse al imperio. Así, a tales ciudades les interesaba más obtener el favor de Roma que buscar otras alianzas. Roma ofrecía la perspectiva de enorme poder, riqueza y protección, mientras que aislarse de ella era peligroso. En consecuencia, los antes orgullosos miembros de la Liga Latina competían entre sí por la atención de Roma.

Divide y vencerás es una estrategia eficaz para dirigir cualquier grupo. Se basa en un principio clave: en toda organización, la gente forma naturalmente pequeños grupos basados en el interés mutuo, el primitivo deseo de encontrar fortaleza en la cantidad. Estos subgrupos componen bases de poder que, fuera de control, amenazarán a la organización en su conjunto. La formación de bandos y facciones puede ser la peor amenaza para un líder, porque se empeñarán naturalmente en perseguir sus intereses antes que los del grupo. La solución es dividir para dirigir. A fin de lograrlo, antes tienes que establecerte como el centro de poder; los individuos deben saber que tienen que competir por tu aprobación. Agradar al líder debe ofrecer más ventajas que tratar de formar una base de poder dentro del grupo.

Cuando Isabel I subió al trono, Inglaterra era una nación dividida. Los restos de feudalismo implicaban muchos centros rivales de poder, y la propia corte estaba repleta de facciones. La solución de Isabel fue debilitar a la nobleza enemistando deliberadamente unas con otras a las familias que la integraban. Al mismo tiempo, ella ocupó el centro, convirtiéndose en símbolo de Inglaterra, el eje alrededor del que todo giraba. En la corte se cercioró a su vez de que nadie tuviera ascendencia sobre ella. Cuando vio que primero Robert Dudley y después el conde de Essex se creían sus favoritos, se deshizo de ellos de inmediato.

La tentación de tener un favorito es comprensible pero peligrosa. Es mejor rotar a tus estrellas, haciendo caer ocasionalmente a alguna de ellas. Atrae a personas con diferentes puntos de vista y aliéntalas a pelear por ellos. Puedes justificar esto como una sana forma de democracia, pero el efecto es que mientras tus colaboradores pugnan por ser oídos, tú mandas.

El director de cine Alfred Hitchcock encaraba enemigos



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.